¡¡Buenos días a todos!!
Ya sabéis que no suelo colgar recetas en el blog. No sé por qué me da mucha pereza.
Pero, como todavía no he conseguido terminar los posts sobre los cursos de decoración Wilton (paciencia, llegarán), escribo este post rapidillo para poneros una receta. Una de esas que merecen la pena: por sencilla, por rica y por fácil.
Sencilla, porque los ingredientes los tenemos todos en casa (nada de agar-agar, espesantes, leudantes, glaseados glucosados ni nada que no se encuentre en el súper del barrio). Rica, porque está bien, bien buena y fácil porque no se tarda mucho en hacer.
Para las manzanas:
– 1 manzana golden por persona.
– 1 vaina de vainilla (opcional).
– 50 gramos de azúcar.
– 50 gramos de mantequilla.
Pelamos y cortamos las manzanas en rodajas como si estuviéramos preparando patatas para hacer una tortilla. Intentad que el corte de los pedazos de manzana sean todos más o menos del mismo grosor para que cuezan por igual y no se hagan unos más que otros.
Ponemos una sartén a calentar a fuego alto (coged la sartén que tengáis con la base más grande). Luego, por este orden añadimos el azúcar, las semillas y los restos de la vaina de vainilla, la mantequilla cortada en dados y finalmente y cubriéndolo todo, las manzanas. Tapamos y dejamos cocer unos 15-20 minutos. Es importante que al principio no remováis las manzanas para que la mantequilla y el azúcar se fundan bien.
Una vez pasados los 5 primeros minutos, si habéis utilizado una sartén con la base muy ancha no tendréis que remover demasiado las manzanas, si, por el contrario, habéis utilizado una sartén más alta que ancha, deberéis estar pendientes e ir removiendo cada poco para que todos los trozos se cuezan por igual.
El tiempo de cocción depende de las manzanas y de la cantidad de agua que suelten. Si veis que se están haciendo demasiado rápido, bajad el fuego y añadid dos cucharadas de agua. Para que os hagáis una idea, la textura que deben alcanzar las manzanas es similar a la de la piña. Cuando las manzanas hayan alcanzado esa textura, es hora de retirarlas del fuego.
Cuando las manzanas estén listas, las ponemos en el recipiente que vayáis a utilizar para hornear y servir el crumble. Ya sabéis que los crumbles normalmente se hacen sin base y se sirven a cucharadas directamente desde el recipiente en el que se cocinan. Yo lo hice en formato de ración individual en las cocottes de Le Creuset, pero podéis utilizar un recipiente más grande como el típico para hacer lasañas y luego repartir.
Para el crumble:
– 150 gramos de harina de trigo (también podéis mezclar 100 gramos de harina de trigo y 50 gramos de harina de almendra).
– 100 gramos de azúcar.
– 150 gramos de mantequilla.
– 1 vaina de vainilla o azúcar avainillado.
Mezclamos con cuidado todos los ingredientes en un bol con cuidado de que no se haga una masa demasiado pastosa. Para amasarlo es recomendable hacerlo con las puntas de los dedos muy poco a poco. Cuando esté listo, lo dispersamos sobre las manzanas evitando que queden huecos libres. Después podemos meterlo en la nevera hasta que lo vayamos a consumir.
Cuando vayamos a consumir el crumble, metemos el recipiente en el horno unos 10 minutos a 170º C para que el crumble se dore (sin pasarse) y adquiera una textura crujiente.
Et voila! Una vez sacado del horno lo servimos directamente porque el crumble se come caliente. Si le añadís una bola de helado de vainilla, queda ya de espectáculo.
Os recomiendo que aprovechéis los últimos días del invierno para hacer esta receta, después ya apetece menos.
Besos a todos.
M.