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Certificado Básico de Pastelería en Le Cordon Bleu Madrid: el curso

5 Ago

¡Lo conseguí!

Hacía tiempo que quería escribir este post. Mi intención era haberlo hecho nada más haber aprobado el examen del certificado básico. Sin embargo, como este post se preveía largo, lo he ido dejando hasta que el terrible y azaroso mes de julio ha dejado paso al tranquilo agosto.

[Nota: El mes de julio en el trabajo suele ser sinónimo del Fin del Mundo]

El caso es que por fin he encontrado algo de paz entre tanto trabajo y puedo publicar de una buena vez que, no sin mucho esfuerzo, el pasado 25 de junio obtuve mi Certificado Básico en Pastelería por la escuela de cocina Le Cordon Bleu Madrid.

gradu 2Aquí estoy feliz el día de la graduación enseñando mi certificado.

Pero llegar hasta aquí no ha sido un camino de rosas, ni mucho menos. Os voy a contar cuál es mi impresión general sobre las clases, el curso y el examen. Repito que esta es una opinión personal basada en mi propia experiencia y en cómo yo he vivido el curso, por lo que cada persona que vive Le Cordon Bleu podría contaros una historia completamente distinta.

En los dos siguientes posts os iré contando cómo fue mi experiencia a través de distintas categorías.

Os dejo con la primera parte. Espero que os guste.

***

Las clases

Como sabéis el módulo que he hecho yo es el Certificado Básico de Pastelería en horario de fin de semana. Esto es: los sábados de ocho y media de la mañana a tres de la tarde.

Captura de pantalla 2013-08-05 a las 19.28.54Foto de aquí

Hacer el curso en horario de fin de semana tiene varias ventajas e inconvenientes. Os los listo aquí:

Inconvenientes:

El madrugón en sábado (y el cansancio en general). Los alumnos de fin de semana suelen llegan más cansados a clase que el resto de alumnos de la Escuela ya que trabajamos en otros sitios toda la semana a jornada completa. Por lo tanto, no estamos igual de frescos que otros alumnos que solamente se dedican a estudiar en Le Cordon Bleu full time.

Las prácticas en la Escuela. La Escuela da la oportunidad a todos los alumnos de practicar sus recetas en las cocinas en horario fuera de clase de lunes a viernes. Los alumnos de fin de semana no podemos acceder a estas prácticas ya que a las horas a las que las cocinas están disponibles, nosotros estamos trabajando.

He de decir, que como los chefs eran conscientes de este problema, en la sesión de práctica de examen (última clase antes del examen) se quedaron tres horas más para que pudiéramos hacer dos simulacros en vez de uno.

Las prácticas en casa. Evidentemente, si no hay tiempo para practicar en la escuela, tampoco hay mucho más para hacerlo en casa. Esto significa ponerte a practicar tus tartas a partir de las 9 de la noche cuando llegas a tu casa de trabajar o el domingo (único día libre que tienes disponible). Por lo que, el tiempo de ocio, se ve seriamente afectado especialmente en época de exámenes.

Otro de los inconvenientes de tener tan poco tiempo de práctica es que muchas veces tienes que hacer las tartas a trozos y es mucho más difícil controlar el tiempo real que empleas en hacer una tarta completa, que es básico para el examen. Me explico: el lunes por la noche haces el bizcocho genovés, el martes, la crema mousselina y el miércoles, finalmente, montas la tarta.

Falta de continuidad. Los chefs siempre se han quejado de que “estamos poco tiempo en la Escuela”. Se refieren a que pasa mucho tiempo de una clase a otra (7 días) y perdemos un poco el ritmillo de la velocidad en las cocinas.

Una de las grandes preocupaciones que teníamos los alumnos del fin de semana era si los certificados intermedio y superior iban a cursarse en nuestro horario. Si bien en un primer momento esto no iba a ser posible, la Escuela finalmente ha garantizado su continuidad.

Ahora bien, por un lado, tendremos que esperar 10 meses a que terminen el certificado básico los alumnos los que empiezan en octubre y unirnos a ellos en abril para poder seguir con el siguiente nivel. Esto, sin duda, nos hará perder agilidad en el obrador. Y la otra parte mala es que el horario en vez de ser sólo de sábado, será partido entre el viernes por la tarde y el sábado, lo que, sin duda hará que muchos por cuestiones laborales, no puedan seguir acudiendo.

Ventajas:

El nivel de la clase. Precisamente por todas las dificultades a las que nos enfrentamos los alumnos de fin de semana, nos lo tomamos todos muy en serio y hemos sido una de las mejores promociones de la Escuela hasta la fecha.

De los once alumnos que estamos en clase, solamente dos fuimos a la repesca y en repesca aprobamos todos. Según nos han contado, es muy raro que haya este porcentaje tan alto de aprobados. En el certificado básico de horario normal, de quince alumnos, once fueron a repesca y no todos lograron aprobar allí. En general, según los chefs, el nivel de la clase es muy alto (y no es que a nosotros nos exijan menos que al resto, creedme).

La comodidad en clase. Al hacer el certificado en horario especial somos muchos menos en clase. Esto supone tres ventajas: (i) no tienes que pelearte demasiado por el sitio en el obrador ni tampoco por los utensilios ni ingredientes puesto que suele haber de sobra, (ii) el Chef puede estar más atento al trabajo de todos al no tener que repartirse con muchos más alumnos y, no menos importante, (iii) tocas a más trozo de tarta de la clase de demostración del Chef.

La tranquilidad. La Escuela entre semana es una vorágine de estudiantes yendo y viniendo sin parar. Cuando yo llego a la Escuela todo es paz y tranquilidad. Apenas estamos dos clases sin muchos alumnos, los de cocina de findes y nosotros. Además, no tenemos que sufrir, como muy acertadamente apuntaron los chefs, “la histeria colectiva de los exámenes” que tanto sufrí yo en la Facultad de Derecho. Es decir, al no estar viviendo el día a día de la Escuela, estamos menos expuestos a conversaciones de pasillo tan contraproducentes como estas: “pues yo suspendí porque se me rompió en el último momento la masa quebrada al sacarla del horno”, “ya verás que vas volado y que no tienes tiempo”, “pues si te parece difícil el examen del básico vas a flipar cuando te toque la Ópera en el intermedio”, etc…

Los compañeros. Según alguno de nuestros chefs “hay demasiada camaradería”. Supongo que es porque, en general, todos somos más mayores que el resto de alumnos de la Escuela y nos tomamos las cosas de otra manera. No sé qué tal se llevarán en las otras clases, pero es difícil que nos superen a majetes 🙂 .

Los contenidos del curso

El temario es exactamente el mismo que el del resto de certificados básicos de pastelería que se cursa en otros horarios pero, se alarga más en el tiempo. Nosotros lo hacemos en seis meses en vez de en tres.

P1030888Mi querido archivador, lleno de sabiduría

El temario consta en total de 20 sesiones, todas ellas incluyen una demostración teórica de tres horas y una clase práctica de otras tres.

Según mi opinión, el temario del Certificado Básico es muy equilibrado y completo. Se nota que ha sido pensado y desarrollado a conciencia. Los contenidos aumentan en dificultad según va avanzando el curso. Empezamos con cremas básicas como la pastelera y la inglesa y acabamos con hojaldres y bollería. En cuanto a los tipos de postres que aprendimos a hacer, creo que hicimos prácticamente todas las tartas clásicas existentes hasta la fecha, excepto la Ópera y la Sacher que, debido a su dificultad, se estudian en el nivel intermedio.

Captura de pantalla 2013-08-05 a las 19.27.07Foto de aquí

Como decía uno de los chefs: “con el Certificado Básico ya puedes abrir una pastelería tradicional”.

La Escuela

Como ya describí en su momento (puedes leerlo aquí), la Escuela cuenta con unas infraestructuras tremendas.

Captura de pantalla 2013-08-05 a las 18.32.49Foto de aquí

En cuanto a la gestión y administración, todavía es mejorable. Algo lógico si recordamos que lleva apenas tres años de rodaje. Estoy segura de que con el tiempo, lograrán organizarse mucho mejor.

Los profesores

Sin duda el profesorado es lo que más valor le da al curso. De nada sirven unas increíbles instalaciones si no hay buenos profesores. Ya os adelanto que mi opinión de los profesores es muy buena.

Los currículos de los tres chefs de pastelería son abrumadores. Podéis verlos aquí.

Es cierto que son durísimos, (a veces, quizás demasiado), pero entiendo que es necesaria tanta exigencia para sacar lo mejor de nosotros mismos. No creo que ninguno de nosotros hubiera sido capaz de sacar el examen a tiempo si no nos hubieran metido tanta caña en clase. Es cierto también, que ellos mismos son los que te apoyan diciéndote que no hace falta estresarse tanto, que estamos para aprender y que debemos disfrutar más de las cosas (aunque llevarlo a la práctica no sea tan fácil ya que es realmente fácil bloquearse en clase con tanta presión y sucumbir a la impotencia)

Yo puedo decir que no me creía capaz de hacer todas las cosas que soy capaz de hacer una vez terminado el curso. Y eso, es en parte gracias a los profesores que dieron por hecho desde el principio que podría hacerlo. Si no me hubieran visto capaz no me habrían metido tanta caña, estoy segura.

La única pega que les pongo es que, a veces, se contradicen un poco entre ellos. Me explico: si para Chef Bertrand el color del mazapán de la fraisier es el correcto, para Chef Nicolás es poco rosa y para Chef Enrique es demasiado rojo. Otro ejemplo: si para uno la textura de la crema muselina es la correcta, otro le habría dado dos vueltas más en la KitchenAid y el que queda la habría sacado un minuto antes. Con lo cual, a veces, es realmente difícil saber dónde está el punto.

Pero, aparte de estas pequeñas diferencias, los tres son excelentes profesores y se hacen querer.

Tutoría

Hacia mitad de curso tuvimos la tutoría con uno de los chefs. En ella, te explicaban cómo te veían, qué aspectos podrías mejorar y lo más importante: te daban la lista de las recetas que entraban para el examen. En total en el examen entraron 6 técnicas y 7 tartas, de las cuales había claras favoritas (según los chefs).

Las recetas debíamos saberlas de memoria (cantidades incluidas) y en el examen tendríamos que desarrollar una de las técnicas y una de las tartas en tres horas.

***

Espero que esto sea de utilidad.

Seguro que muchos leeréis esto tumbados en la playa con el cocoloco en la mano. ¡Disfrutad de las vacaciones!

Un abrazo a todos.

M.

Al, quiero una KitchenAid

14 Mar

Cuando empecé en serio con el curso, un día le solté a mi marido (así sin anestesia) que me quería comprar una batidora como Dios manda, una de las grandes.

Él me contestó «¡¡pero si ya tienes la Minipimer!! (y tampoco nos cabe)»

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Pues no señor. La Minipimer es estupenda para montar unas claras y hacer mayonesa, pero no para hacer masas. Así que después de haberme cargado dos veces las varillas de la Minipimer, decidí que llegó el momento de comprarme una batidora. Ahora bien, ¿qué batidora escoger? No podemos olvidar que, al fin y al cabo, es una inverisón y que la batidora tiene que durar lo suyo.

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KitchenAids modelo Artisan de colores

Como le ocurre a casi todo el mundo, mi dilema se centraba entre comprar la Kenwood o la famosa Kitchen Aid.

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Batidora Kenwood

En mi caso, yo escogí una KitchenAid modelo Heavy Duty (en un color rojo precioso) porque: (i) tiene un motor más potente que el modelo Artisan, (ii) me gusta el invento de que tenga un brazo que suba y baje el bol en vez del sistema de enrosque en la base y (iii) es la usamos en clase y ya le tenía cogido el punto.

batidora-kitchenaid-heavy-duty-profesional-serie-600-de-575w_MLV-O-3658693921_012013 El pobre Al no pudo hacer nada por impedírmelo, no le di opción.

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Es cierto que el modelo Heavy Duty no está disponible en tantos colores como en el Artisan, (de hecho sólo se encuentra en rojo, blanco y plateado), pero yo la necesitaba para lo que la necesitaba y sacrifiqué el tema del color. A mí, sinceramente, me costó bastante lo de renunciar al color porque, al fin y al cabo, no te compras una KA para tenerla en un armario, sino que además, sirve como elemento decorativo en la cocina. Si me hubiera comprado la Artisan, habría elegido una que tiene un color frambuesa estupendo.

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El caso es que, tras estar casi dos meses estudiando qué batidora me iba  a comprar, quería haber publicado un súper post comparando los distintos tipos de batidoras del mercado, etc…. pero se me han adelantado ¡y de qué manera!

Mónica, la estupendísima blogger de Retro Cake (y antigua alumna de Le Cordon Bleu) ha escrito un pedazo de post sobre este tema que es sencillamente in-superable. Así que si todavía estáis dudando sobre qué marca o modelo comprar o si simplemente os ha llegado el momento de dar el salto y dejar descansar avuestra pobre Minipimer, no os podéis perder este post.

Desde aquí os animo a que visitéis su blog porque es muy especial.

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¡Un abrazo, Mónica!

M.

Primeras impresiones

5 Feb

Lo primero que tengo que decir de Le Cordon Bleu es que tiene un equipo de administración maravilloso. Sé que parece una tontería, pero yo que vengo de estudiar en una universidad pública, valoro mucho que los encargados de recepción y administración se tomen en serio su trabajo y sean realmente una ayuda (y no un verdadero obstáculo) para que los alumnos podamos realizar con éxito todos nuestros trámites.

Pese a que quedaban apenas 3 días para que se cerrase el proceso de matrícula y, pese a que físicamente no me encontraba en Madrid, conseguí matricularme sin apenas estrés gracias a la eficiencia de las chicas de administración. Y eso ya me dio una impresión de cómo funcionaba la Escuela.

El viernes anterior al primer sábado de clase, nada más salir del trabajo me fui a la Escuela para recoger mi uniforme y un súper maletín con el “instrumental” y de paso “hacer un reconocimiento del terreno”, ya que como me matriculé con tan poco tiempo, no había tenido la oportunidad de visitar antes la Escuela.

El uniforme es bien mono: pantalones con estampado de pata de gallo pequeña en azul marino y blanco, chaquetilla de chef blanca con escudo bordado, gorrito (parece como los antiguos de las azafatas o de los heladeros) y delantal y trapos a juego.

Por su parte, el maletín lleva de todo: un set de cuchillos que dan miedo de lo grandes que son, varillas para montar claras, espátulas, termómetros, boquillas para mangas pasteleras, pincel, descorazonador de manzanas, cucharas medidoras, etc… no le falta de nada. He de decir que cuando vi los cuchillos fui rezando por el camino para que la Guardia Civil no me parase….

Por la noche y antes de irme a dormir, dejé todo preparado para no tener que correr por la mañana. Me acosté pronto para estar descansada. Me sentía tranquila aunque estaba ansiosa por vivir esta nueva experiencia. Todo estaba listo para pasar un gran primer día de clase.

Sin embargo, el día no comenzó especialmente bien. Si bien es cierto que había ido antes a la Escuela, me perdí bien perdida por culpa de una densísima niebla que invadía la carretera y que me impedía leer los carteles indicativos. Tampoco me ayudó nada el hecho de que no hubiera ni un solo rayo de luz, ya que en pleno mes de enero en Madrid todavía es de noche cerrada a las 7 y media de la mañana. Y por si fuera poco, el GPS se volvió loco y me abandonó a mi suerte según entraba en la carretera de La Coruña….

Total, que me equivoqué tres veces de salida y me tuve que encontrar tres veces yo sola (con lo mal que me oriento y sin ver un pimiento).

nieblaa--644x362No se veía un pimiento….

Así que, aunque salí con una hora de antelación (más que suficiente ya que en sábado y tan temprano no hay ni un coche circulando) llegué a la Escuela a las 8:30 con la lengua fuera y muy estresada. ¡Y todavía me tenía que poner el uniforme y encontrar el aula!

Por suerte, mientras me iba abrochando la chaqueta por el pasillo, me encontré con el Chef que nos iba a dar clase y me acompañó muy amablemente y con una gran sonrisa al interior del aula. La verdad, me quitó los nervios en medio segundo. ¡Ahora sí que empezaba todo!

En el curso básico de repostería de sábados sólo somos 11 alumnos (todo un lujo ya que el Chef podrá estar más pendiente de todos en las sesiones prácticas). En total somos 8 chicas y 3 chicos. De todas las edades y cada uno “de su padre y de su madre”, como se suele decir. Somos dos abogados, cinco personas que trabajan en banca y finanzas, un ex militar, una ingeniera químico industrial, una dependienta de unos grandes almacenes y una odontóloga. Vamos, que profesionalmente ninguno se dedica a esto de hacer pasteles, pero todos tenemos en común nuestra pasión por la repostería.

Así que, nos presentamos, contamos un poco porqué estábamos haciendo el curso y para qué creíamos que nos serviría en un futuro.

El aula Demo (de demostración) es un espacio amplio con una cocina completamente equipada. Justo en frente de la cocina hay un montón de sillas con mesitas para que los alumnos puedan seguir la clase y tomar apuntes.

La cocina está monitorizada por cámaras que emiten su imagen en dos pantallas. Además, del techo cuelga un espejo gigante que refleja perfectamente la mesa de trabajo para no perder detalle de lo que hace el Chef.

Tras una master class en la que el Chef preparó todas las cremas de base en pastelería, nos fuimos a las cocinas a practicar lo que habíamos aprendido.

La cocina donde damos la clase práctica es espectacular. Nunca había estado en semejante cocinón: metros y metros de encimera para trabajar, neveras, congeladores, hornos y microondas supersónicos, cámaras frigoríficas, una larguísima fila de KitchenAids (modelo Heavy Duty) puestas unas al lado de las otras, placas de inducción, cocinas de gas….

En la clase práctica hicimos crema pastelera, crema inglesa y montamos nata a mano. Mi crema pastelera me quedó bastante bien y la nata, salvo por el dolooooor de brazo que agarré estaba bien también.

Sin embargo, con la crema inglesa desde luego no tuve tanta suerte porque se me cortó y la tuve que repetir otra vez.

Al final de la clase, el Chef puso todas las cremas inglesas juntas y las evaluó una por una “esta crema está bien”, “a esta le sobran 5 minutos de calor”, “esta tiene grumos” y cuando llega a la mía (que era la última) y metió la cuchara para comprobar la textura, la catalogó con un “….y esta crema es…. es….. es rara”. (T_T)

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©Disney

Desde luego, en esta clase ya pude comprobar el altísimo nivel de exigencia de la Escuela (el ritmo de trabajo y la metodología me recordaron muchísimo -pero mucho, mucho-  a mi Despacho).

No me extraña que la Escuela goce de tan buen nombre y que de aquí salgan magníficos profesionales.

M.

Le Cordon Bleu

5 Feb

Bueno, pues tras estudiar la normativa sobre propiedad intelectual a la que estoy sujeta, ya tengo el visto bueno para poder decir que, el curso de pastelería al que estoy asistiendo es en la Escuela Le Cordon Bleu.

En concreto, el curso que yo estoy estudiando es el Certificado Básico de Pastelería en horario intensivo de fin de semana. Para mí es un privilegio la oportunidad de ser parte de este curso y aunque el horario es un poco exigente para ser fin de semana, no puedo estar más contenta con esta decisión. Pero antes de contaros mi vida, mejor os hago un briefing de qué es Le Cordon Bleu y qué representa.

¿Qué es Le Cordon Bleu?

 Le Cordon Bleu es el instituto de educación en hotelería más grande del mundo, con presencia en más de 30 países. Si bien en el extranjero, las escuelas de LCB llevan décadas en funcionamiento, la sede de Madrid tiene apenas 3 años de historia.

Tal y como nos lo describen en su página web oficial:

Le Cordon Bleu es considerado como el guardián de la técnica culinaria francesa a través de sus programas culinarios que se siguen para preservar y transmitir el dominio y la apreciación de las artes culinarias que han sido piedra angular de la gastronomía francesa desde hace más de 500 años”.

¿Por qué el nombre de Le Cordon Bleu (en español, “El Listón Azul”)?

 Según la Wikipédia (fuente global de conocimiento) el origen del nombre se sitúa en Francia en torno al año 1.500. La Wikipédia (con una redacción bastante poco cuidada) nos dice que:

Por esa época, fue creada la Orden de Caballeros del Espíritu Santo, en la cual a cada miembro se le otorgaba la Cruz del Espíritu Santo, la cual colgaba de un listón azul. De acuerdo con una versión, esta orden fue conocida por sus extravagantes y lujosos banquetes, llamados Cordon Bleu, y a pesar de que estos banquetes terminaron a causa de la Revolución Francesa, el nombre Cordon Bleu siguió siendo sinónimo de excelente cocina.

 Otra versión dice que la expresión pasó como sinónimo de excelencia y esto pasó a otras áreas como la cocina. De este modo un poeta aspirante a entrar en la Academia francesa en el siglo XVII definió a la misma como el «le cordon bleu des beaux esprits» (el listón azul de los bellos espíritus) y fue elegido”.

La escuela en Madrid

 Como he dicho antes, Le Cordon Bleu es una escuela con presencia internacional. En concreto, tiene sedes en Japón (Tokyo y Kobe), Francia (París), Reino Unido (Londres), Canadá (Ottawa), EE.UU. (Atlanta, Austin, Boston, Chicago, Dallas, Las Vegas, Los Ángeles Minneapolis, Miami, Orlando, Portland, Sacramento, San Francisco, Scottsdale, Seatlle y  San Luis), Australia (Adelaide, Sydney y Melbourne), Perú (Lima), Corea del Sur (Seúl), México (México DF) y Tailandia (Bangkok).

En España, la sede del Cordon Bleu se ubica en la Universidad Francisco de Vitoria, en Pozuelo de Alarcón, Madrid (yo le tengo cariño a esta universidad porque Al estudió allí su carrera).

La Escuela es un edificio moderno dotado de las mejores instalaciones: aulas de demostración, cocinas de tipo industrial para las sesiones prácticas, biblioteca, zonas comunes, etc…

Por mucho que os lo describiera no sería capaz de hacerlo como se merece. Por eso, para todo el que quiera conocerla, recomiendo que vaya el martes 12 de febrero a las jornadas de puertas abiertas. Alucinaréis tanto como yo el primer día.

Los programas

En primer lugar, hay una cosa importante que hay que saber sobre los cursos en LCB y es que están enfocados para formar a futuros profesionales. Me refiero a que, si lo que se busca es un curso para simplemente entretenerse, quizás LCB no es la mejor opción. Hacer uno de estos cursos es una verdadera inversión de dinero y de tiempo. De hecho, el proceso de evaluación es muy exigente y se puede suspender y no llegar a obtener el título al final del curso.

En LCB hay tres grades titulaciones: el Diploma de Cocina, el Diploma de Pastelería y Le Grand Diplôme (que se otorga cuando se obtienen los otros dos diplomas anteriores). A su vez, el Diploma de Pastelería y el Diploma de Cocina se compone cada uno de tres módulos: el básico, el intermedio y el superior que se acreditan con certificados tras la superación de cada uno de ellos.

Normalmente, cada módulo se cursa en 3 meses. En total, para terminar cualquiera de los diplomas hacen falta 9 meses, incluido Le Gran Diplôme (lo que cambia es el número de clases que se tienen a la semana, teniendo 3 sesiones el de cocina, 2 sesiones el de pastelería y 5 sesiones el Grand Diplôme).

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Pues bien, debido a la demanda, este año 2013 han decidido lanzar los certificados básicos, tanto de cocina como de pastelería, en horario nocturno (de 19:00 a 22:00 horas de lunes a jueves) y en un intensivo los sábados (de 08:30 a 15:00 horas) para todos aquéllos que como yo, tenemos “otra vida” y no tenemos otro modo de poder asistir a las clases.

En la Escuela me han dicho que si se desarrollan bien estos cursos en horarios especiales, el año que viene habrá más convocatorias, añadiendo cada año un nivel nuevo según la primera promoción vaya ascendiendo J

En cuanto al proceso de selección y de solicitud de plaza, en su página web encontraréis toda la información al respecto: http://www.lcbmadrid.com/

Un beso.

M.

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