Catherine Isabel Audrey Kidston, o más conocida como Cath, es una mujer de 54 años que se ha forrado ha hecho una gran fortuna gracias a los estampados. Increíble, pero cierto. Su firma, Cath Kidston es un referente en accesorios para el hogar como cuberterías, vajillas, trapos, etc, siempre con un muy marcado estilo inglés (lo que ahora se llama en pijo «vintage-chic»).
Aunque Cath proviene de una familia noble, no lo ha tenido fácil: Perdió a sus padres por culpa del cáncer, es disléxica y ella misma fue diagnosticada con cáncer de pecho a los 37 años. Pese a ello, es una de las empresarias más influyentes y ricas del Reino Unido.
En 1994, tras superar su cáncer, decidió abrir su primera tienda en el Holland Park de Londres. Allí vendía todo tipo de objetos hechos a mano, pero destacaba por sus paños de té bordados a mano y sus muebles restaurados.
En el año 2011, ya había abierto 41 tiendas en el Reino Unido, Irlanda, Korea y Japón y su gama de productos se ha ampliado enormemente: desde fundas para iPhones hasta paraguas y bolsos. Para que os hagáis una idea, sólo en el año 2009 y recordemos, en plena crisis, los beneficios de su sociedad crecieron un 60% (ya lo querrían los de Apple).
Como curiosidad, Cath es Miembro de la Más Excelente Orden del Imperio Británico (Member of the Most Excellent Order of the British Empire).
En 2010 vendió la mayor parte de sus acciones a TA Associates (atención: ¡¡una consultora de Private Equity!!) y desde entonces vive rica y tranquila en Inglaterra. No obstante, todavía tiene una participación minoritaria y sigue siendo la Directora Creativa de la marca.
Como véis, es British-British. La foto es de aquí.
Sus productos se pueden comprar desde su página web oficial, en Amazon o en eBay. Sin embargo, desde hace poco tiempo en El Corte Inglés del Paseo de la Castellana en Madrid se pueden encontrar sus productos en un pequeño (bueno, ya no tan pequeño) corner en la planta de hogar.
Las rebajas pasadas (las de invierno) pasé por delante y me quedé a cuadros (o mejor dicho, a flores) y me permití arramplar con alguna de sus cositas. Sí, los precios son directamente proporcionales al bonitismo de sus artículos. Cuanto más monos, más caros (terriblemente caros).
Así que aquí os dejo con la selección de cosas que adquirí:
Paños de té:
No es de extrañar que la hayan hecho famosa, son de una tela muy buena (de la que mi madre dice que es ideal para secar las copas) y los estampados son francamente bonitos. Muy cursis, muy British, pero muy bonitos.
Cucharas:
Luego, me agencié estas cucharas. Dos las he dejado en casa y dos me las he llevado al despacho, para los yogures de las 12:00.
Taza:
Y como no, no podía irme sin una taza a juego para el café (es resistente, no se desportilla y se puede meter en el lavavajillas).
Preserve Labeling Kit:
Como en Le Cordon Bleu nos han enseñado a hacer una mermelada de frambuesa que está de muerte, he pensado hacer una poca al final del verano y preservarla gracias a este pack (bueno, la verdad es que la podría preservar sin el pack, pero mucho menos mona)
El pack además viene con un libro de recetas sólo de mermeladas.
Y con un montón de etiquetas para ponerles a los tarros.
Espero que os haya gustado.
M.
**Todas las fotos de este artículo (excepto la de Cath) son propiedad de MySweetLawyer.