Buenas noches a todos:
Pues para ir predicando con el ejemplo, os dejo aquí la entrada con los dulces de mi boda.
Al y yo nos casamos el 1 de octubre de 2011 en la capilla del colegio Jesús-María de Madrid, donde yo estudié el bachillerato y después, lo celebramos en el Hotel Westin Palace de Madrid.
Como nosotros somos bastante golosillos (nuestras familias ya ni os cuento) decidimos que queríamos darle algo de protagonismo al momento del corte de la tarta. Si bien nosotros somos más fans de la repostería tradicional por su sabor y textura, para nuestra boda no queríamos la típica tarta de fresas, sino algo más especial y cuidado que estuviera en consonancia con la temática de nuestra boda: la música.
Todos los dulces los encarmanos a The Jewel Cake Company.
La tarta nupcial:
Sólo había un requisito imprescindible: la tarta tenía que ser de chocolate. Como iba a estar decorada con fondant (pasta de azúcar), el relleno debía ser de bizcocho para que fuera lo suficientemente consistente y aguantase el peso del fondant. Y a mí los bizcochos que más me gustan son los de chocolate.
Al final elegimos la tarta “Chocolade”: un esponjoso bizcocho hecho a base de una combinación de chocolates relleno de suave crema de chocolate belga.
Este es el diseño que yo misma dibujé y que le envié a Patricia de The Jewel Cake Company.
Y este fue el resultado: tal cual. Como a Al y a mí no nos hacían gracia los típicos muñecos de tarta, nos pusieron un precioso topping hecho con rosas blancas naturales e hypericum rojo.
Para presentar la tarta y llenar un poco el espacio (ya que nuestra boda no era especialmente numerosa), decidimos ponerla en una mesa dulce en medio del salón.
Los cupcakes:
Nada mejor para acompañar el baile que unos deliciosos y pequeños cupcakes de diseño.
Galletas:
También había galletas de vainilla con claves de sol.
Y otras con forma de mini tartas de boda.
Cake pops:
Macarons:
Un clásico haciendo guiño a mi repostería favorita: la francesa.
Un sinfín de sabores diferentes.
Gominolas:
Y no podían faltar las gominolas (¡los invitados se las llevaban puestas en los ojales de las solapas de las chaquetas!).
Os puedo asegurar que ni Al ni yo conseguimos probar NADA de la mesa dulce…. Los invitados arrasaron con todo antes de que nos diésemos cuenta (y eso que habíamos comido opíparamente, incluída una apple strudel de postre …)
Muchas personas me preguntaron cómo calculamos las cantidades para que no sobrase nada. Patricia nos recomendó poner una mesa pensando en el 70% de los invitados. Es decir, si nuestra boda fue de 120 personas, la mesa dulce estaba pensada para 84 personas. (excepto la tarta, que sí estaba pensada para que todo el mundo tuviera un trozo).
Detalle para los invitados:
Nosotros como detalle para los invitados encargamos cajas de los típicos caramelos de violetas madrileños en La Violeta, una de las confiterías más famosas de Madrid (a Álvaro le pirran). También llevamos a un chulapo que repartió barquillos entre los invitados.
Para las violetas no encargamos el típico arreglo de boda (que los tienen, con etiquetas con los nombres de los novios y envoltorios especiales de boda). Nosotros encargamos las cajas típicas de toda la vida, porque eran más baratas, llevaban muchos más caramelos y además, vienen envueltas de la manera tradicional que nos gustaba mucho más.
Además, llevamos a un chulapo que repartió barquillos entre los invitados.
Aquí tenemos a Alvin disfrutando de su barquillo.
Mi suegro estaba feliz porque él de pequeño iba a comparlos el domingo al Parque del Retiro y según me ha contado, le pagaba con sellos de correos.
Recena:
En la recena (la mesa dulce ya había volado para entonces), a parte de unas medias noches de jamón serrano, se sacaron croissants con chocolate caliente y una tarta de fresas hojaldrada cortada en trocitos pequeños.
Y aquí estamos los felices novios cortando la tarta al son del “Love and Marriage” de Frank Sinatra.
Espero que os haya gustado.
M.